#FreeZone |  Mexico and our social duel

#FreeZone | The eternal red alert


Las imágenes de confusión y terror prevalecían en los videos que habían sido captados en el aeropuerto internacional de Cancún, Quintana Roo. Los gritos desgarradores, en su mayoría de extranjeros, creaban un caos donde los viajantes corrían con desesperación buscando un refugio contra lo que se había reportado como un tiroteo. Aunque las aerolíneas seguían trabajando con normalidad, el desorden a las afueras imperaba llegando al pánico y sensación de extremo peligro que causaría poner en “alerta roja” al recinto, por parte de la Guardia Nacional.

Pesada realidad

Fue el mismo Ejército el que desmintió, horas después, un enfrentamiento armado. En un comunicado declaró: “Las primeras investigaciones indican que la confusión se debió a la caída de tres anuncios derribados accidentalmente por un turista, que salió corriendo de uno de los sanitarios”. Lo ocurrido el pasado 28 de marzo en una de las playas más importantes del país, y con mayor afluencia turística mundial, generó una movilización en redes sociales que asombraron a miles de usuarios. ¿Por qué tantas personas podrían irse con “la finta” creyendo en un desconcierto tan lamentable? La respuesta podría estar en los sondeos más recientes sobre la percepción de violencia en el país: El 65.8% de los mexicanos de 18 años y más percibe que vivir en su ciudad es inseguro, según el último estudio del Inegi. Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador había insistido en que el país es seguro y que ya no existen las masacres, ha estado muy alejado a lo que sucede diariamente en toda la nación. Apenas el pasado 27 de marzo, una masacre en un recinto de peleas de gallos, atribuida a enfrentamientos entre bandas del crimen organizado, dejó al menos 20 muertos en Zinapécuaro, Michoacán. Dicha situación hizo que López Obrador cambiara su discurso sobre las matanzas y tuvo que aceptar la situación alarmante que impera: “Sí, fue una masacre de un grupo contra otro en un palenque clandestino, donde estaban y llegaron y ahí balacearon a los asistentes, desgraciadamente muchos muertos”. Esta es la cuarta masacre que ocurre en tierras michoacanas desde que la llamada 4T empezó a gobernar. Trece murieron en la Aguililla, 17 fueron ejecutados en San José de Gracia y otros 11 en Tarecuato. La sensación de inseguridad por parte de la mayoría de los ciudadanos está sustentada en datos duros sobre el incremento de delitos de alta gravedad. De acuerdo con el informe de la organización Causa en Común, Análisis de Incidencia Delictiva entre enero y febrero del 2022, en los primeros dos meses de este año se registró un aumento en los siguientes delitos respecto al mismo periodo de 2021: secuestros, trata de personas, robos con violencia, extorsiones y narcomenudeo. Todos con incremento de doble dígito. El hecho de que el gobierno federal suele culpar una y otra vez a las administraciones anteriores de los ríos de sangre en el país solo crea más desconfianza sobre si se tiene una estrategia asertiva para pacificar a toda la nación. Estamos acercándonos a los cuatros años de administración del lopezobradorismo y nos alejamos cada vez más de las promesas de campaña, donde México se aliviaría con un talante de “abrazos y no balazos”.

Por eso en todos los puntos cardinales se vive una tensa calma todos los días; una alerta roja eterna, donde uno nunca sabrá en qué momento podríamos estar en pleno fuego entre grupos criminales. Un país donde la prensa está en amenaza constante y permanente. Donde es más importante debatir sobre la revocación de mandato que promover soluciones contundentes sobre esta terrible situación. Cuando el Presidente de la República dice que vivimos en un país seguro, ¿a qué voces está atendiendo? ¿Quiénes son los consejeros que le dicen exculparse y para achacar las muertes a los grupos del crimen para tratar de calmar el imperante terror? Imposible defender al Ejecutivo en esta narrativa, porque simplemente en este doliente país nadie está a salvo, ni siquiera él mismo. ___________________ Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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