A raíz de un accidente automovilístico ocurrido hace cinco años, Gilberto Álvarez sufrió una discapacidad motriz que lo obliga a usar silla de ruedas. Desde entonces enfrenta a diario una problemática que también aqueja a miles de personas en esa condición y adultos mayores: la falta de accesibilidad en el transporte público, como el Metro . Escaleras fuera de servicio, elevadores en mal estado y sin higiene, y estaciones mal adaptadas para que toda persona pueda acceder o salir, motivaron al hombre de 47 años a demandar al Sistema de Transporte Colectivo Metro y al Gobierno de la Ciudad de México con el objetivo de garantizar su correcto funcionamiento, así como el cumplimiento de las normas de acceso igualitario.
“Yo tengo la capacidad para moverme por mi cuenta aunque sea en mi silla de ruedas, pero sí pido que se me garantice mi derecho a moverme seguro y fácilmente en el Metro” sostiene. Gilberto relata a Expansión Política que su demanda comenzó en marzo de 2024 y, aunque un juez federal ya falló a su favor, el Sistema de Transporte Colectivo Metro ha interpuesto diversos recursos legales para dilatar el cumplimiento de la resolución. Mientras el proceso legal sigue su curso, el Gobierno de la Ciudad de México anunció un presupuesto “histórico” de 23,000 millones de pesos destinado, entre otros temas operativos, a la renovación y mantenimiento del Metro, que incluye la reparación de escaleras eléctricas y elevadores.
‘Te quedas estancado’ Por ejemplo, hay elevadores en los que una persona en silla de ruedas no puede entrar, si lo logras y llegas a una estación que no tiene infraestructura, pues ahí te quedas estancado”.Gilberto es parte de las 1.7 millones de personas que tiene alguna discapacidad o limitación para moverse en la Ciudad de México; relata que por ubicarse cerca de su domicilio, tiene que usar constantemente la estación General Anaya de la línea 2 del Metro. Dice que uno de los principales obstáculos es que no todas las estaciones del Metro cuentan con servicio de rampas o elevadores para que una persona en estas condiciones pueda viajar de manera segura. Por ello, a diario tiene que planear bien sus traslados. Una vez que Gilberto ingresa a las instalaciones enfrenta el reto de ingresar a los vagones, pues, dependiendo del horario, algunos van llenos y los pocos segundos entre la apertura y el cierre de puertas le hacen pasar momentos de estrés y miedo ante el riesgo de que las puertas puedan dañar su silla o causar otro accidente. “Aunque tú te vayas en el primer vagón, por ejemplo, no hay nadie que indique al operador que ya ingresaste o que ya saliste como usuario de silla. Entonces te comento, eso te pone en riesgo incluso de la vida, de tu seguridad, hablo de las personas con problemas para caminar, pero (también) hay riesgo con quienes tienen debilidad visual” apunta. Al cierre de 2024, el Sistema de Transporte Colectivo Metro contaba con 184 elevadores -distribuidos en 192 estaciones-destinados al uso exclusivo de adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con alguna discapacidad. Pero su distribución y operatividad representan otro desafío en materia de accesibilidad. La línea 12, al ser la más reciente de la red, destaca por su infraestructura inclusiva, ya que todas sus estaciones están equipadas con elevadores y rampas de acceso. En contraste, otras líneas más antiguas muestran carencias notables. Por ejemplo, la línea 7, una de las más profundas de toda la red, solo dispone de elevadores en la estación Rosario, ubicada a nivel de superficie, de igual manera en la línea 4, cuyo recorrido es mayormente elevado, únicamente la estación Martín Carrera ofrece este servicio. En un recorrido realizado por diversas estaciones, se encontraron elevadores funcionales, aunque carecían de personal del Metro o de la Policía Auxiliar para orientar a los usuarios sobre su uso. La mayoría de los elevadores se activan con el uso de una tarjeta denominada “Libre Acceso”, ello para evitar que personas que no sean de la población beneficiada con este servicio, puedan utilizarlos. Algunos elevadores, como el instalado en la estación Velódromo de la línea 9, aunque se encontró en operación, se halló con rastros de orina de personas que transitan por la zona, lo que los hace incluso insalubres y peligrosos para personas que ocupan silla de ruedas o muletas para acceder al servicio.
Estaciones con obstáculos En Pantitlán hace mucho tiempo que no hay escaleras eléctricas, en Tacubaya a veces las prenden, por eso voy despacio en las (escaleras) normales, pero me cuesta mucho trabajo”. Yo no tengo la tarjeta (libre acceso) porque piden muchos requisitos. Si quiero usarlos, nos lo niegan los policías o a veces ni están, hay que estar esperando y perdemos tiempo”.Resultado de una fuerte caída hace un par de años, Francisca, mujer de 65 años, tuvo una lesión en la cadera que le impide caminar con facilidad. A diario usa la línea A, transborda en Pantitlán hacia la línea 9, donde baja a Tacubaya para ir a su trabajo. Sin embargo, Francisca se enfrenta a otra problemática: las escaleras eléctricas que muchas ocasiones no funcionan o están apagadas. Alberto García, un hombre de la tercera edad que enfrenta problemas para caminar y tiene un grado avanzado de ceguera, aborda a paso lento la estación Jamaica de la línea 4 y su destino es la estación Guelatao de la línea A. Refiere que uno de los principales obstáculos es que en ocasiones no puede utilizar las escaleras eléctricas y, para utilizar los elevadores, tiene que pedir ayuda a los policías. Tanto Gilberto como Francisca advierten que el personal del Metro carece de capacitación para tratar a personas con discapacidad. “Las instalaciones (del Metro) no están planeadas para personas con discapacidad, sino que de repente como que lo hacen ahí, más o menos hay que poner un elevador y como que no están justamente tratando las necesidades que tenemos las personas con discapacidad.” resalta.
La demanda y su procesoUn grupo de abogados, en colaboración con Gilberto Álvarez, presentó una demanda de amparo contra el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC), para exigir el respeto al derecho de acceso igualitario para las personas con discapacidad. La demanda, identificada con el número 444/2024 y presentada ante el Juzgado Decimoséptimo en Materia Administrativa de la Ciudad de México , fue interpuesta el 12 de marzo de 2024 tras documentar diversas deficiencias en accesibilidad en varias estaciones del Metro. “Esta acción legal busca garantizar condiciones adecuadas para personas con discapacidad, quienes enfrentan diariamente múltiples barreras en el sistema de transporte.” explica en entrevista el abogado Mauricio Domínguez Bautista En agosto, un tribunal emitió una sentencia que confirmó que el Metro incumple las normas de acceso igualitario. No obstante, el director del STC, Guillermo Calderón, mediante su equipo legal, promovió un recurso de revisión. Desde entonces, cada acción de los demandantes ha sido controvertida, lo que ha prolongado el proceso judicial. Gilberto y su equipo legal, en el que participan los abogados Diego Berry, José Miguel Borges y Sebastián Ruiz estiman que en seis meses el Metro podría finalmente aceptar su responsabilidad. Los abogados aseguran que esta batalla legal no es para beneficio personal, sino para que toda persona, independientemente de su condición física, pueda trasladarse por el Metro de la Ciudad de México de manera segura y con facilidad.
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