Las consecuencias de la lesión de Neymar Jr., que le impidió jugar la semifinal del Campeonato Paulista en la que el Santos fue eliminado por el Corinthians, se han convertido en una bola de nieve mediática imparable. Van pasando las horas y los días, y ya es la gran polémica futbolística de este 2025 en Brasil.
Nadie, en el gigante sudamericano, entiende el comportamiento y la postura que ha tenido el ahora ’10’ del Peixe en los últimos diez días. Se le achaca falta de profesionalidad, transparencia y compromiso con el club, que lo lanzó al estrellato y que ahora utiliza como una plataforma temporal para recuperarse de su lesión en el ligamento cruzado de la rodilla izquierda.
Ney se lesionó el domingo de Carnaval, cuando tuvo que retirarse anticipadamente en el triunfo (2-0) ante el Red Bull Bragantino en los cuartos de final, a partido único del Campeonato Paulista. Aquel día, terminó el encuentro en el banquillo con una bolsa de hielo en la parte posterior del muslo izquierdo. No eran solo molestias.
Aprovechando los días libres concedidos por el técnico Pedro Caixinha, Neymar se fue de fiesta a Río de Janeiro acompañado de su pareja, la influencer Bruna Biancardi, que está embarazada de su segunda hija. Allí, también estuvieron otros integrantes de la plantilla del Peixe.
Ovacionados por el público, Ney y su pareja se pasearon por el Sambódromo carioca, en la Avenida Marqués de Sapucaí, donde disfrutaron del espectáculo del desfile de las escuelas de samba. En ese mismo recinto, estuvieron en una fiesta privada rodeados de VIPs. Y de todo ello, para mayor recochineo, dejaron constancia en las redes sociales.
Neymar Jr., injured, did not play at Corinthians-Santos of the Paulista championship / EFE
El crack estaba lesionado. Lo ocultó. Como también lo hizo el seleccionador brasileño, Dorival Junior, cuando el jueves dio la lista de convocados para los encuentros contra Colombia y Argentina de la fecha FIFA de marzo. El regreso a la Seleção, un año y cuatro meses después, estuvo empañado por los problemas musculares del crack, que fueron convenientemente omitidos por el cuerpo técnico y la CBF.
El escándalo se destapó el domingo en el clásico Corinthians-Santos. Neymar hizo el paripé de ir a la Neo Química Arena y participar en el calentamiento sabiendo que no jugaría. No tenía el alta médica.
El departamento de comunicación del Peixe informó malintencionadamente de que el astro podría jugar algunos minutos en el segundo tiempo. Solo lo estaban “preservando”. Una inverdad más.
Al final, no jugó ni un minuto, el Santos perdió 2-1 y se esfumó la única opción que Neymar tenía de ganar un título en su segunda etapa en el fútbol brasileño, porque su contrato expira el 30 de junio.
Quien primero explotó contra el ’10’ fue la propia ‘torcida’ santista, que se sintió engañada. Y después empezó el tsunami mediático que aún se extiende. De nada sirvió que su entrenador, Pedro Caixinha, dijera que si el crack se había vestido de corto era por un pedido suyo, para que hiciera piña con el equipo.
La imagen de Neymar en el Sambódromo en pleno Carnaval, cuando estaba lesionado, ha enfurecido a la prensa brasileña. No son pocos los opinadores que piden que se termine su ciclo en la Seleção. Argumentan que no se entiende que todo el país esté pendiente de un futbolista de 33 años, para intentar ganar el ‘Hexa’ el próximo año en el Mundial norteamericano.
El vídeo difundido por una de las empresas de Neymar padre, en que se ve al jugador llorando antes de empezar el derbi contra el Timão, no ha convencido a nadie.
Es un lavado de imagen, en el que se muestra al delantero entrenando toda la semana, haciendo un test físico en el hotel de concentración del Santos el mismo día del partido y, hablando, con lágrimas en los ojos, a sus compañeros en el vestuario de la Neo Química Arena, en la rueda motivacional antes del partido. Una actuación digna de un Óscar.
