Mónica y ‘Nacho’ Masulli, madre e hijo, fueron conocidos por la enorme solidaridad que brindaron durante inicios de la pandemia del COVID-19 en el país, a través de los miles de platos de comida entregados a familiares de pacientes internados. Sin embargo, no todo fue “color de rosa” en ese tiempo. En las últimas horas dieron a conocer lo que les ocurrió y les tocó sobrellevar por una intervención policial que desencadenó en un proceso de dos años.
Mónica Masulli, contó este viernes a través de su cuenta de Twitter, que en en julio de 2020, en plena pandemia, su hijo Nacho Masulli, llevó a sus dos perritas a la plaza que se encuentra a una cuadra del edificio en el que viven. En ese entonces, estaba vigente el decreto sanitario de no circulación entre las 22:00 horas y las 05:00 horas.
La mujer señaló que “Nacho” salió con las perritas, poco antes de las 22:00 horas. Al rato, el joven llamó a su madre diciéndole que había sido detenido por la Policía Nacional.
Los uniformados encargados del procedimiento le informaron a la mujer que estaba en “falta al deber de cuidado” del menor al dejarlo en la vía pública después de las 22:00 horas.
“Tratando de asimilar todo, increíble me parecía, me disculpo, les pido amablemente disculpas y les comento que solo fue a que las perritas hagan sus necesidades y volvía. Y que se le pasaron 5 minutos”, siguió el relato de Mónica Masulli.
Para su sorpresa, los policías le indicaron que debían llevarla a la Fiscalía. Sin embargo, ella llamó a una abogada, quien le manifiesta que los uniformados no tenían motivos para trasladarla, sino que tenían que labrar acta y listo.
“Dos horas estuvimos, vecinos mirando por los balcones y ventanas, patrullera con luces encendidas sin descanso. DELINCUENTES éramos. Firmamos acta (que no decía todo tal cual pero después de dos horas y una cena quemada era todo lo que aguantamos). Se van”, agregó.
Cuando todo parecía olvidado, en la primera semana de febrero de este año, Mónica recibió la llamada de una ujier para entregarle una citación por una causa abierta contra contra su hijo por transgresión a la Ley de Delitos Contra el Medio Ambiente.
“Nacho” tuvo que ir hasta el Palacio de Justicia, para una evaluación psicológica, con una profesional que según lo manifestado, no sabía ni el motivo de la causa.
“Mi familia (énfasis en mi hijo) estamos más que comprometidos con el país. Siempre damos todo lo mejor que podemos para ayudar, colaborar, construir. Nos comportamos bien, trabajamos, somos personas de bien. Esto que tuvimos que pasar por SACAR PERRITAS A HACER SUS NECESIDADES…no tiene justificación”, lamentó Masulli.
Mónica subrayó que decidió contar la historia ahora, al terminar el proceso, por miedo a represalias.
“DE LAS PEORES EXPERIENCIAS DE MI VIDA”
“De las peores experiencias de mi vida, salí del palacio de justicia llorando de impotencia. Estuve más de una hora hablando con una psicóloga poco capacitada, que a toda costa trataba de entender que estaba tan mal en mi vida por eso era un delincuente”, contó el joven Nacho Masulli.
“Como me hacía preguntas familiares en un momento le conté que mis padres están separados y que vivo con mi mamá y su novio. De ahí surgieron suposiciones suyas como que me tratan mal en casa, que no me prestan la suficiente atención, que tengo algún tipo de trauma por la separación de mis padres, que me molesta el hecho de que el novio de mi mamá viva con nosotros, entre otras”, siguió.
Dijo además que la profesional que le estaba realizando la evaluación efectivamente no estaba enterada de la causa judicial que el joven enfrentaba.
“El reclamo no va porque me consideré por encima de la ley o de aquel decreto, va por lo mal manejada que está la situación y por lo triste que es ver cómo se “ocupan” de este tipo de “delitos contra el medio ambiente” mientras tantas otras causas quedan impunes”, aseveró “Nacho”.
“Amo mi país pero nunca en mi vida tuve tantas ganas de salir corriendo”, enfatizó.
Tanto “Nacho” como su madre Mónica, fueron reconocidos durante gran parte de la pandemia del COVID-19 por sus labores a favor de los familiares de pacientes internados, entregando miles de platos de comida.