Desde el primer día de este mes de noviembre —luego de verse forzado a cerrar sus fronteras a visitantes extranjeros durante la pasada temporada festival a causa de la pandemia— Uruguay se encuentra en condiciones de retomar su rica tradición de acoger y dar bienvenida a turistas provenientes de los países más diversos a lo largo y ancho del globo, que tienen por costumbre viajar a Uruguay para disfrutar, especialmente en el verano, de sus paisajes, de sus costas y de sus playas. También, de una lista de innumerables atractivos, de sus campos, ciudades y pueblos, así como de sus servicios de hotelería, de su reconocida gastronomía —autóctona e internacional— y de la amabilidad, sencillez y hospitalidad de su gente.
En definitiva, la costumbre de disfrutar el Uruguay. Costumbre arraigada en muchas familias paraguayas, a quienes nos complace dar nuevamente una cálida bienvenida a través de estas líneas, así como extender una especial invitación a aquellas que aún no conocen nuestro país.
En un contexto sanitario controlado, estamos ante una ocasión oportuna para recordar que, en las horas más difíciles de la emergencia sanitaria, los “vuelos burbuja” entre Montevideo y Asunción fueron de los primeros en implementarse, lo cual habla por sí mismo no solo de la importancia de la interconexión entre ambos países, o del peso específico de la conectividad entre los dos, sino de la fraternidad permanente entre Uruguay y Paraguay, especialmente en los tiempos de adversidades. Éste es, tan solo, otro ejemplo más de amistad, de confianza y de cooperación, en la larga y fecunda historia de nuestra relación bilateral.
Esta reapertura de fronteras al mundo que Uruguay realizó el pasado 1º de noviembre, fue posibilitada por el alcance y profundidad que el esquema de vacunación contra el Covid-19 tuvo y tiene en la sociedad uruguaya, y que será un beneficio extensible a los extranjeros que visiten nuestro país este verano.
Ello ha permitido no solo abrir nuestro país al mundo nuevamente, sino que, al mismo tiempo, asegura condiciones ideales de seguridad para el visitante.
El sector turístico de Uruguay está signado por la excelencia, de la cual el turista paraguayo es habitual conocedor y consumidor. En tal sentido, las playas de los departamentos de Canelones, Maldonado y Rocha, como La Floresta, Punta del Este, o La Pedrera, son lugares preferidos por las familias paraguayas que escogen, año tras año, las costas uruguayas como su opción vacacional.
Después de que la pandemia nos privara a los uruguayos de acoger la visita de nuestros hermanos paraguayos, y a las familias paraguayas de hallar descanso, recreo y encanto en nuestra tierra, el Uruguay los vuelve a recibir con los brazos abiertos e ilusión.
Desde el turismo familiar, hasta el turismo de reuniones y negocios —como varios congresos internacionales que ya han confirmado nuestro país como sede en los meses venideros— o el turismo deportivo de alto nivel —las finales internacionales de fútbol organizadas por la CONMEBOL este noviembre—, Uruguay apuesta a la esperanza, a la confianza y a la certeza, al reabrir sus fronteras, en definitiva, al reencuentro.
Tal como ha aseverado el Presidente de la República, Luis Lacalle Pou, “Uruguay es el país más lindo del mundo, porque tiene la gente más amable y
hospitalaria”. Esa amabilidad y hospitalidad deseamos, con nuestros más sinceros sentimientos, compartirlas con el turista paraguayo.
Como ayer y como siempre: los invitamos y esperamos en Uruguay. Embajador Fernando Sandin Tusso; y Cónsules Honorarios Celso Duarte y José María Manzoni