El Santos FC se escapó del infierno de la Serie B a la primera, sin necesidad de tener que alargar su sufrimiento, como sí que hicieron otros grandes brasileños que descendieron. El equipo, que dirige el contestado Fábio Carille, selló el billete para regresar a la élite del fútbol brasileño con dos jornadas de anticipación.
No ha sido, sin embargo, la temporada que la ‘torcida’ del Peixe deseaba. Por mucho que termine en primera posición, las ocho derrotas han manchado la trayectoria de un equipo irregular que necesitará reinventarse si, en 2025, no quiere protagonizar otra hecatombe.
Conscientes de la situación y el peso histórico, la directiva santista piensa a lo grande. El gran objeto de consumo es Neymar Jr., pero el regreso del hijo pródigo solo ocurrirá por una concatenación que no depende, en nada, de la voluntad del club paulista.
Ver a Ney en la Vila Belmiro, de donde salió en mayo de 2013 en dirección al Barça, depende, en buena medida, del propio futbolista y su familia, que tendrían que comprar el club, lo que se ha especulado con fuerza estos últimos meses.
Con todo, el Santos se esforzará para dar un golpe de efecto. Y, el día después de confirmarse su vuelta a la Serie A, el nombre de Gabigol, otro ídolo local, ganó fuerza.
El domingo, tras ganar la Copa do Brasil con el Flamengo, el delantero centro, de 28 años, monopolizó toda la atención al confirmar lo que era un secreto a voces: el 31 de diciembre dejará el rubronegro carioca con la carta de libertad bajo el brazo. El motivo de su adiós son las desavenencias con la junta directiva.
Su destino cierto parecía ser el Cruzeiro, que prepara un superproyecto para 2015. Hay un acuerdo verbal entre las dos partes, para convertir a Gabigol en el futbolista mejor pagado de Brasil con unos ingresos anuales de 6,5 millones de euros, superando incluso al exblaugrana Memphis Depay que ahora está en el Corinthians.
Sin embargo, ha trascendido el interés y las negociaciones con el Santos, que no cubría la propuesta del club celeste pero que le aseguraría una ficha que superaría los 4 millones de euros.
A Gabigol le ofecen llevar la camiseta ’10’, que nadie vistió en la Serie B por respeto a la historia del propio club. Y le aseguran que, hasta el posible y anhelado aterrizaje de Neymar, será el emblema de la entidad.
La última temporada que el delantero jugó en Santos fue en 2018, donde enderezó su carrera tras su fracasado paso por el fútbol europeo. Sus 27 goles en 35 partidos le abrieron las puertas del Flamengo, donde, en las seis últimas temporadas, se ha erigido en uno de los grandes ídolos en una etapa dorada del club con más ‘torcedores’ en Brasil.
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El interés por Gabigol escenifica que el Santos pretende volver a ser protagonista en 2025 para pasar página, cuanto antes mejor, de la etapa más triste y vergonzosa de su historia con su descenso a la B. Los únicos dos grandes brasileños que siempre se mantuvieron en la élite son el Flamengo y el Sao Paulo.