A Filipe Luis lo echaron a la hoguera. Lo tenía todo para fracasar. Con tan solo 39 años, el 30 de septiembre fue nombrado entrenador de un Flamengo en descomposición, que acababa de ser eliminado de la Copa Libertadores a manos del Peñarol.
Tite, que cogía su primer equipo después de dejar la Seleçao tras el Mundial de Qatar 2022, fue fulminado, dejando el Maracaná abucheado y vilipendiado por una ‘torcida’ que nunca congenió con su figura. El club financieramente más potente de Sudamérica, y con un plantel de acuerdo a su solvencia económica, iba camino de completar el segundo curso alejado de los grandes títulos.
Y, en tres semanas, en su primera experiencia como técnico en el fútbol profesional, el excolchonero ha sido capaz de frenar la sangría La heroica clasificación para la final de la Copa do Brasil, aguantando un 0-0 en la cancha del Corinthians (tenía un 1-0 a favor de la ida) con inferioridad numérica durante una hora, mantiene vivas las esperanzas rubronegras de cerrar el año con uno de los tres títulos de referencia, al cual agarra como un clavo ardiendo.
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El adversario en la final será un especialista en torneos del KO: el Atlético Mineiro, de Gaby Milito, que también está vivo en la Copa Libertadores, donde se mide esta semana en la ida de las semifinales al súper River Plate, de Marcelo Gallardo.
Filipe Luis ha tenido el mérito de cerrar filas en un vestuario con muchas ‘vacas sagradas’, al que conoce a la perfección, ya que eran sus colegas hasta diciembre de 2023, cuando colgó las botas. Lo que podría haber sido un hándicap, una circunstancia desfavorable, lo ha transformado en uno de sus puntos fuertes.
Además, la prensa carioca ha cerrado filas en torno a su figura, porque existe el convencimiento generalizado de que tiene el perfil para convertirse, en un corto período de tiempo, en un entrenador de referencia en el fútbol brasileño.
De momento, su experiencia dirigiendo equipos se reduce a la que ha tenido, desde enero de este año, en categorías de base: primero con el equipo Sub-17 del Flamengo, y, después, con el Sub-20.
El exfutbolista del Atleti llegaba muy presionado al encuentro de este domingo en Sao Paulo, porque venía de una derrota dolorosa en el Fla-Flu (0-2), disputado en Maracaná el jueves, y en el que enterró las mínimas opciones de título en el Brasileirao.
Sin hacer un gran partido, el Flamengo tuvo capacidad de resiliencia y superación para sobreponerse a la expulsión por roja directa de su delantero, Bruno Henrique, a quien se le cruzaron los cables e impactó con su bota en la cabeza de Matheuzinho.
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Por lo menos, Filipe Luis ha imprimido a su equipo de unos atributos competitivos, absolutamente necesarios en eliminatorias de ida y vuelta, que Tite no fue capaz de transmitir a una plantilla indolente y aburguesada.