La etapa de Memphis Depay en el Corinthians está cerca de terminar… y de la peor forma posible. Hay mucha insatisfacción interna y de la fanática torcida del Timão por el rendimiento del ex del Barça, su falta de compromiso con el actual proyecto y la disparidad entre su coste (tiene una de las fichas más altas del Brasileirao) en relación a su desempeño.
El neerlandés puede acabar pagando los platos rotos de la crisis institucional (el presidente que lo fichó fue apartado del cargo) y de los resultados que sufre el segundo club más popular de Brasil. El Corinthians es hoy un polvorín a punto de explotar, ahogado en deudas, con una plantilla cara que no responde a las expectativas y con guerras intestinas por el poder.
Según varias informaciones filtradas por la actual dirección, el futbolista puede tener sus días contados en el club. La decisión de su adiós estaría ya tomada, pero se esperará para ejecutarla al término de la eliminatoria de octavos de final de la Copa do Brasil ante el Palmeiras, un clásico siempre de altísima tensión. Los partidos están programados para las dos próximas semanas.
El Timão entiende que Memphis encontrará equipo en el fútbol europeo en la actual ventana de contrataciones. Y, además, el día 20 el futbolista tiene que recibir uno de los bonos establecidos en su contrato. Todo, sin embargo, se tiene que pactar entre las dos partes, y el clima negociador es el peor posible. No hay ningún tipo de complicidad.
El equipo dirigido por el exseleccionador brasileño, Dorival Júnior, no anda. Solo ha ganado uno de los cuatro encuentros ligueros disputados desde que se reanudó la competición después del parón obligado por el Mundial de Clubes de la FIFA.
Perdió en casa contra el Red Bull Bragantino (1-2) y sufrió un doloroso tropiezo en el clásico contra el Sao Paulo (2-0) en el Morumbi. En este encuentro, Depay fue sustituido en el descanso y ni volvió al banquillo para ver el segundo tiempo, lo que generó mucha polémica.
Su rendimiento ha caído en picado. Su último gol se remonta al 6 de mayo en un partido de la Copa Sudamericana. Este mes, el futbolista faltó a un entrenamiento sin avisar, como medida de protesta por el atraso de salarios que sufre la plantilla. Fue un episodio más de la tensión existente.
Antes de eso, el delantero ya venía teniendo roces con la directiva del Timão. Los abogados del neerlandés notificaron al club en dos ocasiones por una deuda. Una parte de lo debido fue saldada, pero aún quedan pendientes por liquidar más de 800.000 euros correspondientes a la prima por haber ganado el Campeonato Paulista 2025.
La ‘torcida’ ha roto sentimentalmente con su ídolo. El Centro de Entrenamiento apareció estos últimos días con varias pintadas atacando al futbolista. Nadie en São Paulo considera que va a cumplir su contrato, que se extiende hasta el 30 de junio de 2026. El fin de su aventura brasileña, que empezó en septiembre del año pasado, está más cerca que nunca.
