Se confirmó lo que se presagiaba después de lo que se vio en su debut con el Santos, a Neymar Jr. le queda un larguísimo camino por recorrer para intentar recuperar una versión mínimamente aceptable, acorde con su indiscutible calidad y su relevancia en el fútbol mundial.
El crack va despacio, pasito a pasito. Por mucho que se cabreara con su técnico en el Al-Hilal, el carismático Jorge Jesus tenía un cierto punto de razón: Ney no puede acompañar aún las exigencias físicas implícitas en un encuentro de alto voltaje.
Y este domingo, el ’10’ recuperó la titularidad en el segundo compromiso seguido con el Peixe en la fase regular del Campeonato Paulista, en el que no pasó de un suporífero 0-0 en su visita al Novorizontino.
El exblaugrana no empezaba un encuentro oficial desde hacía un año y cuatro meses, en la fatídica noche en el Centenario, de Montevideo, en la que se rompió, en el Uruguay-Brasil (2-0), de clasificación para el Mundial 2026. Desde entonces, han transcurrido 481 días, un dato que refleja el calvario por el que está pasando.
Esta vez, jugó 74 minutos, lo que ya de por sí es noticia. Y lo logró hacer bajo un calor infernal, superior a los 30 grados, porque a la Federación Paulista no se le ocurrió otra que programar el encuentro a las cuatro de la tarde, en pleno verano austral.
Al Príncipe, el título nobiliario que el Santos le ha otorgado teniendo en cuenta que ‘O Rei’ es Pelé, le costó muchísimo entrar en juego. Su primera parte fue para olvidar: ni dribló, ni remató, ni asistió. Pasó desapercibido, inadvertido, como si fuera transparente. Sus registros individuales en el descanso eran un encefalograma plano.
En el segundo tiempo, se entonó algo más. Destiló más de confianza, pero siguió sufriendo con un marcaje implacable, la misma receta que ya le aplicó el Botafogo, de Ribeirao Preto, en su rentrée en el Peixe. Queda claro, pues, que no jugará con bula en su país.
La verdad es que no logró nunca marcar las diferencias. Salió del terreno de juego sin haber completado ni un regate de los siete que intentó y habiendo perdido 24 balones.
Y, en los dos encuentros que ha disputado hasta ahora, el equipo santista ha coleccionado dos pinchazos ante adversarios que militan en la Serie B del Brasileiro. Por mucho que le ponga ganas, Ney no es jerárquico, ni desequilibrante en un equipo en fase de construcción, que viene de un año en el purgatorio en la división de plata, y que necesita más refuerzos para no pasar demasiadas ansias, a la espera de lo que pueda aportar su crack.
Su próximo encuentro es un clásico de la máxima contra el Corinthians, el equipo que más animadversión despierta entre los santistas, fijado para la madrugada del miércoles al jueves en el calderón de la Vila Belmiro. Será un nuevo examen parcial para un Príncipe hasta ahora muy terrenal y sin glamour, cuando se ha visto el dorsal 10 del equipo de toda su vida.
