La fiesta de Neymar Jr., el día que cumplía 33 años, se quedó a medias. Su reestreno en el Santos, 4.237 días después de su último partido antes de emprender viaje hacia el Camp Nou, fue repleto de simbolismo, conscientes que estaban viviendo un momento histórico para el club y para el fútbol brasileño.
Sin embargo, cuando se le vio en acción, Ney evidenció que le queda por recorrer un largo camino para recuperar una versión mínima aceptable acorde con su incuestionable calidad y el status que aún mantiene en su país.
Con la camiseta 10 de ‘O Rei’ Pelé y el brazalete de capitán, ‘O Príncipe’ apareció en escena para disputar el segundo tiempo del Santos – Botafogo (el de Ribeirao Preto, no el carioca vigente campeón de la Libertadores y el Brasileirao), correspondiente a la séptima jornada del Campeonato Paulista. Fue una sorpresa, porque se había anunciado que estaría, como mucho, media ahora en acción.
Entonces, los locales, con el encuentro bien dominado, ganaban 1-0, gracias a un penalti transformado por Tiquinho Soares… pero la presencia de Neymar acabó distrayendo a los suyos, que recibieron un gol en un córner y, luego, fueron incapaces de aprovechar la superioridad numérica en los últimos 20 minutos. El 1-1 es un pinchazo, ante un adversario, que juega la Serie B del Basileirao, y que aún no conoce la victoria en el principal torneo regional de Brasil.
La ‘torcida’ santista no se desesperó y prefirió sacar buenas conclusiones, saboreando cada instante que vio a su ídolo en acción.
Ney está ‘fininho’, o sea, muy cerca de su peso ideal, lo que ya es noticia teniendo en cuenta la batalla contra la balanza que sostuvo a lo largo de su año de baja, entre octubre de 2023 y 2024 por la ruptura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.
Aunque salió muy motivado, la inactividad le pasó factura. Su último compromiso oficial se remontaba tres meses atrás, cuando, el 4 de noviembre, jugó con el Al-Hilal un partido de la Champions asiática, que terminó con victoria por 3-0 contra el Esteghlal, iraní, pero con el crack rompió muscularmente y jugó solo 30 minutos. Allí, sepultó su fallida aventura saudí.
Muy precavido, a Neymar le costó mucho marcar las diferencias en el uno contra uno ante un adversario de calidad muy limitada. Su mejor acción fue un lanzamiento desde fuera del área, rechazado por el portero. No dejó ningún lance espectacular y sufrió un duro marcaje, forzando hasta tres tarjetas amarillas, una de ellas que acabó con la expulsión del lateral Alisson.
Ovacionado y haciéndose fotografías con los futbolistas adversarios, Neymar dejó la Vila Belmiro monopolizando toda la atención. El Santos, que horas antes del encuentro había cerrado dos nuevos patrocinadores, puede darse por satisfecho por la repercusión planetaria que representa tener a su ‘Príncipe’ durante cinco meses. Ahora falta la parte más complicada, que el crack se entone, recupere sensaciones y vuelva a ddivertirsecon el balón.