Aunque Morena definirá la candidatura del 2024 con los resultados de una encuesta, no todo es popularidad y por ello las corcholatas del presidente han comenzado a moverse, no sólo en lo mediático –si bien es muy importante no es lo definitivo–, sino en la búsqueda de respaldos y alianzas internas. Luego del destape-no destape del secretario de Gobernación, Adán Augusto López , los aspirantes a la candidatura comenzaron a hacer más visibles sus movimientos. Y no sólo en ellos, también en la dirigencia de Morena, el polémico Mario Delgado puso especial atención para cuidar la relación con el secretario tabasqueño.
Y aunque el dirigente siempre ha sido visto como cercano al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard , pues fue su colaborador como secretario de Finanzas cuando el hoy canciller se desempeñó como jefe de Gobierno, ahora el cálculo político del dirigente está inclinado hacia el paisano del presidente. Para Delgado el aplausómetro del presidente fue una señal para poder decantarse, una señal que él mismo ya había hecho pública en 2021, justo tres meses después de que Augusto López fue designado como secretario de Gobernación; en ese momento, Mario Delgado realizó una gira por Tabasco –en noviembre del 2021–, y el dirigente expresó que en el actual titular de la Segob veía a “un político muy completo y muy cercano al presidente, que le está ayudando mucho”, lo que remató con un “tiene todas las características para ser incluído con los otros aspirantes”. La declaración se entendió como una más que se hace en una gira, como una cortesía del día ante la visita en el territorio del exgobernador de Tabasco; sin embargo, en recientes fechas y luego del aplauso-ovación provocados por el presidente en una reunión con diputados federales, la frase mutó en señal de hacia dónde estarán cargados los ánimos del dirigente. La clave de este favoritismo es que con Adán Augusto, en el sentir de Delgado, hay reconocimiento mutuo, algo que no sucede con Ebrard.
En ese tenor, es conocido que la dirigencia de Morena sigue estando dividida y aunque se trabaja en conjunto por intereses comunes, en realidad no está plegada a los intereses de Delgado. Así, su principal contraparte es la secretaria general, Citlalli Hernández , quien logró ese lugar luego de una ríspida contienda interna en el año 2020 en la que ambos tuvieron que guardar sus lanzas para poder manejar el partido color guinda. Lo relevante es que el corazón de Citlalli está con Claudia Sheinbaum, con quien coincide recurrentemente en eventos en la CDMX, en eventos de mujeres del partido y en eventos del gobierno de la Ciudad de México. Es decir, en la dirigencia morenista hay dos favoritos, uno para el dirigente y otra para la secretaria, pero la influencia de ese reparto es desigual, pues en el caso de Mario Delgado, su posición le ha permitido construir relaciones con muchos gobernadores y operadores en las entidades que están bajo el mando de Morena.
En contraste, Citlalli Hernández tiene menos influencia en los estados pero mayor entre legisladores de la CDMX, los que ya apoyan a Sheinbaum; además, tiene el respaldo de algunas mujeres gobernadoras, aunque no es el caso de Evelyn Salgado, la mandataria de Guerrero más dependiente de la amistad de su padre con Mario Delgado. Ahora, el que tiene que sumar más apoyos internos, y se sabe que ya está enfocado en ello, es Marcelo Ebrard, quien ya ha tenido reuniones con legisladores y apenas hizo una visita al estado de Hidalgo para apoyar al candidato de su partido a la gubernatura, Julio Menchaca, y ya prepara su agenda para respaldar a Américo Villarreal, en Tamaulipas, y a Marina Vitela, en Durango. Las corcholatas deberán hacer más ruido en el proceso 2022 para brincar al 2024. _______________________ Nota del editor: el autor es jefe de información política. Las opiniones en este artículo son responsabilidad única del autor.
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