La periodista Carmen Aristegui dijo que no habrá mecanismos de protección de periodistas que funcione mientras haya una impunidad de casi el 100% para resolver estos casos. Al participar en la mesa cinco de “Las Amenazas y riesgos de la esfera pública”, en el marco del Foro “Los desafíos de la Democracia a 45 años de la Reforma Política de 1977”, lamentó que en México hoy existe un fenómeno que castiga a quien investiga.
Entonces, anotó, de lo que se trata es de dañar por el propósito de dañar, de descalificar por el propósito de descalificar y de minar o incluso aniquilar la credibilidad de un comunicador o periodista. “Es literalmente, maten al mensajero para que el mensaje no llegue y en un país donde se mata a los mensajeros, también hay la intención de matar moralmente al mensajero”, lo cual representa un grave riesgo para la libertad de expresión y el derecho a disentir, comentó. “Creo que estamos en un momento sumamente delicado y el presidente utiliza su enorme poder, su investidura, recursos públicos desde Palacio Nacional con el simbolismo enorme que tiene todo eso para atacar a medios y periodistas que le resultan incómodos, lo cual es sumamente grave y dañino para la democracia”, añadió la comunicadora. Aristegui expuso que la autocensura está hecha de muchas cosas, entre ellas, el miedo e indicó que hay lugares en la República en donde los colegas periodistas envían la información, pero piden no revelar su nombre por temor a ser asesinados.
Lomelí: “El sistema electoral de México es sólido y robusto”En su opinión, ello es resultado de un país en donde las instituciones “están colapsadas por la ineficacia e ineficiencia de no poder procesar… En este caso, estamos hablando de un Estado que falla, digamos fallido en algunos tramos de la existencia del país, sino queremos decir que es fallido, porque no todo es fallido”, argumentó. Ello, dado que hay lugares de la República donde el crimen domina todo; “tenemos lugares donde ser autoridad es ser parte del crimen”, a lo que se suman los crímenes contra candidatos, políticos y no son una cosa normal, “son extraordinarios”. A lo largo de los últimos 45 años se ha consolidado el proceso de construcción de instituciones autónomas e independientes que hoy “nos permiten vivir en democracia”, destacó el secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí. “Los procedimientos electorales por supuesto que son perfectibles, siempre y cuando no se pierda lo ganado en las últimas tres décadas de construcción de la institucionalidad electoral, en particular, la autonomía e independencia del Instituto Nacional Electoral (NE)”, acotó. En el marco del seminario “Los desafíos de la democracia, a 45 años de la reforma política de 1977”, organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE) y la Cátedra ENCCÍVICA-Francisco I. Madero, llamó a reconocer que el país cuenta con un sistema electoral sólido y robusto. Tras criticar el discurso de confrontación que prevalece en el país, el ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), José Ramón Cossío, subrayó la importancia de la autonomía de los jueces y de los órganos autónomos como “la imposibilidad de que existan otros mecanismos que estén interfiriendo con su operación cotidiana”.
Pamela San Martín: las reglas, “sí importan” Faya: “La autonomía funciona cuando va acompañada de muchos factores”La exconsejera del INE, Pamela San Martín, criticó el incumplimiento sistemático de las reglas electorales visto en tiempos recientes; sin embargo, resaltó que en este contexto, la autoridad electoral no debe confrontar. “Actuar con autonomía supone actuar con autoridad en el marco de las leyes y de la Constitución. Me parece que no implica hacerlo como contendiente. Las formas sí importan, los mecanismos a través de los cuales se actúan sí importan”, insistió. San Martín recordó que la construcción de la autonomía del Instituto Federal Electoral (IFE) se basó en un mandato constitucional y un diseño institucional “porque lo que se buscaba en ese momento, en primer lugar, fue garantizar que las elecciones se organizaran por un ente imparcial, ajeno al poder, que podría brindarles garantías y seguridades a la ciudadanía y a los actores políticos”. Para el comisionado de la Cofece, Alejandro Faya, la autonomía no funciona por sí misma. “La autonomía tiene que acompañarse de muchos factores, incluyendo el económico, porque al final de cuentas lo que nos importa es que la autoridad funcione y cristalice los objetivos”. “Independientemente de las visiones o ideologías, un sistema democrático son pesos y contrapesos. Yo creo que todos queremos eso, ya que la centralización de los poderes históricamente nos ha llevado a resultados desastrosos”, advirtió. Sobre el mismo tema, el académico Fernando Castaños aseveró que el poder Judicial, la UNAM, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y el INE “tienen distintas estructuras y se rigen por distintos códigos de procedimiento; esto subraya precisamente el carácter autónomo de cada una de estas entidades”. “Si las distinciones entre las cuatro autonomías son pertinentes, no dejan de serlo igualmente sus similitudes. Las cuatro obedecen a mandatos constitucionales y legales que son parte del diseño democrático de México”, apuntó el miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
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