Inicia el mes más ‘ verde ’ del año, y no solo porque en abril se conmemora el ‘Día de la Tierra’ sino también porque socioculturalmente se considera el mes de la cultura ‘cannábica’. Fue en 1975 que surgió la “clave4:20″ como una manera de comunicar la hora de reunión para consumir cannabis en comunidad y se popularizó por estudiantes en California, Estados Unidos, quienes fijaron como punto de reunión la estatua de Louis Pasteur en los terrenos de la San Rafael High School .
Curiosamente en ese mismo año, en Tijuana (que es desde donde escribo) surgió un bar que eventualmente se convirtió también en punto de encuentro 4:20. Es un lugar donde la clientela, además de poder degustar su bebida con o sin alcohol predilecta y escuchar un poco de música aleatoria en la tradicional rockola, también puede ejercer el consumo de esta planta libremente. El bar se llama “Zacazonapan”. También conocido como “El Zacas”, se trata de un negocio familiar con una larga trayectoria que después de 44 años en su ubicación inicial (en la Calle Primera y Constitución, Zona Centro, Tijuana), producto de lo que algunos llaman como gentrificación. Cerró sus puertas durante unos meses en octubre de 2019 , para que después de la pandemia resurgiera desde las cenizas en una nueva ubicación al brindar una versión ampliada de lo que fue, con algunas normas de horarios y condiciones, pero con la misma esencia de ser de los pocos centros nocturnos en Tijuana donde no se discrimina a quienes optan consumir cannabis. No es novedad escuchar cómo el proceso de urbanización está transformando espacios y desplazando poblaciones; en Tijuana, particularmente en la avenida Revolución, además de desplazar al legendario Zacas, este proceso también devoró en 2019 uno de los lugares míticos para la cultura cannábica de la región: el llamado “Mi Pueblito Bar”, que históricamente fue frecuentado por diversas tribus urbanas que ahora no son bienvenidas en otros espacios. En la imagen una unidad de policía popularmente llamada como “caja feliz” sobre avenida Revolución frente a lo que era la entrada de “Mi Pueblito Bar” (cortina blanca con graffiti amarillo, a un costado de cervecería ‘Bajer Brewing”), ahora es la entrada del estacionamiento del nuevo edificio de 20 millones de dólares que construye el grupo Cosmopolitan de David Saúl Guakil marzo 2022. La realidad es que a pesar de las condiciones precarias en que se encontraban las instalaciones y el mobiliario de “Mi Pueblito bar”, este establecimiento representó una válvula de escape para quienes buscan un lugar donde que-Mar-tín nos pague o prender esos cigarros algo extraños que Ricardo Arjona dice dan risa. Dibujo de la zona al aire libre de “Mi Pueblito bar”. Foto tomada de facebook Seguro que en cada ciudad debe existir un Zacas o un Mi pueblito donde se sabe que con invertir un mínimo consumo como una caguama puedes echar humo mientras convives con tus amistades. Ambos espacios han sido foco de las cámaras de documentalistas locales que retrataron parte de lo que representan para quienes los usan, los crean, los comparten y se identifican con el mismo, en un contexto donde el simple hecho de oler a la planta te puede meter en problemas o recibir tratos de desprecio. A pesar de las condiciones de discriminación que implica el uso de cannabis, la Encuesta nacional de consumo de drogas, alcohol y tabaco de 2015 arrojó que existió un aumento en su consumo y una disminución en la percepción del riesgo del consumo, en toda la población entre los 18 a 65 años; y con noticias que resaltan los beneficios de la planta ante el COVID- 19 y la democratización de la información educativa a través de internet, apostamos que los resultados de la cualquier encuesta mostrará la misma tendencia en aumento. Cada vez más agrupaciones en lugares como Ciudad de México , Cuernavaca Orizaba, Veracruz , demandan tener el derecho de consumir cannabis en espacios públicos y privados, en igualdad a los consumidores de tabaco. Vale la pena resaltar la necesidad e importancia de estos espacios de sociabilidad porque el derecho a la ciudad no se considera del todo en los anteproyectos o iniciativas de ley, las cuales proyectan un futuro poco alentador pues pretenden seguir marginando, limitando y segregando a las personas usuarias de cannabis.
Y ante el proceso de normalización y regulación en curso, una se pone a preguntar ¿cuántos otros establecimientos se animarán a instalar zonas de tolerancia destinadas para mayores de edad, para consumo de mariguana y así convertirse en el nuevo lugar favorito a frecuentar por la comunidad cannábica? Esta es una oportunidad de negocio nada deplorable para satisfacer la necesidad de establecimientos privados (de acceso solo para personas adultas) alejados de la marginalidad, para una comunidad vulnerable que va en aumento. Mientras tanto, con o sin un marco legal, este mes de abril, como cada año, en plazas públicas así como en eventos privados, la comunidad ‘cannábica’ nos organizamos y congregamos para celebrar y compartir experiencias y conocimientos que giran en torno a la estigmatizada mariguana. Mantente pendiente de nuestras redes sociales y súmate a las actividades en el marco del 420 que haremos en @RegulaciónPorLaPaz Busca y participa en los eventos en esta “temporada cannabica” que ya inició y termina el primer sábado de mayo con la Marcha Mundial por la Liberación de la Cannabis 2022. Sigamos creando espacios dignos de encuentros seguros y libres de estigmas y discriminación. Nota del editor: Madai Mondaca es tijuanense, comunicóloga e historiadora, vocera de Comunidad Cannábica Baja California A.C., integrante de Materia Verde A.C., de la Coalición #RegulaciónPorLaPaz y del Movimiento Cannábico Mexicano Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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