Jorge Mendes ha tensado la cuerda al máximo con la renovación de Filipe Luís y esta puede romperse en cualquier momento. Hay máxima tensión en el entorno del Flamengo y su presidente, Luiz Eduardo Baptista, no da el brazo a torcer. El dirigente se cura en salud y ya tiene un plan B encaminado.
[–>[–>[–>En los últimos doce días, todo el clima de euforia que había en el club más popular de Brasil por su temporada histórica se ha disipado. La pérdida de la Copa Intercontinental ante el PSG de Luis Enrique en la tanda de penaltis —en la que los brasileños fallaron hasta cuatro lanzamientos— generó una enorme frustración. En Sudamérica siempre se ha otorgado un valor especial a la Intercontinental o al Mundial de Clubes en sus diferentes formatos. Es el principal título por antonomasia y el que sirve para establecer jerarquías entre quienes lo tienen y quienes no en sus vitrinas.
[–> [–>[–>El Mengão regresó de Qatar abatido por haber tenido tan cerca un título que no conquista desde 1981, con la generación de Zico. Ampliando el foco, sin embargo, la temporada 2025 es, sin duda, una de las mejores de la historia de la entidad carioca, con la consecución de cuatro títulos: el doblete Brasileirão–Copa Libertadores, repitiendo el hito de 2019 con Jorge Jesus y el de su vecino Botafogo en 2024, además de la Supercopa do Brasil y el Campeonato Carioca.
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Filipe Luís with the Libertadores 2025 trophy / EFE
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Con el curso finalizado, faltaba lo que se antojaba un simple trámite dado este escenario victorioso: la renovación de Filipe Luís, un técnico debutante que devolvió al club más rico de Sudamérica a lo más alto. Tomó las riendas del primer equipo, procedente del conjunto Sub-20, a finales de septiembre de 2024, salvó la temporada con la Copa do Brasil y, en esta campaña, con solo 40 años, se ha consolidado como el entrenador más prometedor del fútbol brasileño. Por su arranque en los banquillos ya hay quien lo compara con Pep Guardiola en su estreno en el Barça.
[–>[–>[–>Ese trámite se ha convertido en un auténtico culebrón que mantiene en vilo a toda la nação rubro-negra. El clima se ha enrarecido. Filipe Luís confió en Jorge Mendes para que el portugués asumiera la negociación de su renovación con el Flamengo. Su salario estaba completamente desfasado, propio de un técnico interino, y debía adecuarse a su nuevo estatus.
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En septiembre, Mendes pidió para el excolchonero cinco millones de euros netos por cada uno de los dos años de contrato, hasta diciembre de 2027. No hubo acuerdo y todo quedó en suspenso hasta el final de la temporada. En estos momentos, las posiciones están enquistadas.
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[–>Según la prensa carioca, el principal punto de fricción reside en quién debe asumir el coste del cuerpo técnico de Filipe Luís. El club pretende que lo haga el propio entrenador, una condición que ni Filipe Luís ni Jorge Mendes —que negocia desde Dubái por vía telefónica— aceptan.
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Las negociaciones por parte del Mengão las lidera directamente su presidente, Luiz Eduardo Baptista, respaldado por su director de fútbol, el portugués José Boto. El club presiona y ya tendría un acuerdo perfilado con el también luso Artur Jorge, que dirigió al Botafogo en 2024 y actualmente entrena en Qatar. Asimismo, habría contactado con Thiago Motta, libre desde su destitución en marzo en la Juventus, y con el portugués Leonardo Jardim, que este año entrenó al Cruzeiro y dejó el club este mismo mes.
[–>[–>[–>El Flamengo insiste en que confía en alcanzar un acuerdo definitivo con Filipe Luís antes de que termine el año y la prioridad del técnico sigue siendo continuar. Sin embargo, la entente está lejos de cerrarse. Alguien tendrá que ceder y, por ahora, ninguna de las dos partes parece dispuesta a hacerlo.
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