Philippe Coutinho transita en la irrelevancia en el Vasco da Gama, donde regresó en agosto de 2024, tras un periplo de catorce años en el fútbol europeo. En el tradicional club carioca, donde se formó en categorías de base y tiene status de ídolo, lo recibieron con una gran fiesta y muestras colectivas de cariño. Había la confianza generalizada que su regreso a su ciudad natal, Río de Janeiro, donde defendería unos colores con los que tiene empatía servirían para relanzar su carrera. Siete meses después, toda la euforia se ha diluido.
El Coutinho del Vasco, que en junio cumplirá 33 años, es el mismo Coutinho que se vio en sus últimos meses en el Aston Villa de Unai Emery, antes de que embarcara en su aventura qatarí en el Al-Duhail SC.
Aquejado de múltiples de constantes molestias físicas que le impiden jugar con regularidad y transmitiendo una imagen de apatía, el mediapunta solo ha mostrado su indiscutible calidad técnica en ocasiones muy puntuales. No está siendo capaz de mantener sosteniblemente un rendimiento acorde con tas expectativas que generó su vuelta al cruzmalmtino.
El desempeño colectivo del Vasco, que está buscando nuevos inversores tras una primera etapa fallida como sociedad anónima deportiva, no es un contexto que le esté ayudando demasiado. Su última actuación, en la victoria ante el modestísimo Uniao Esporte Clube (0-3) en la Copa do Brasil, ha desatado un nuevo tsunami de críticas en la prensa carioca, que, en líneas generales, le ha retirado la confianza y ha dejado de creer en él
Aquí la comparación con Neymar Jr., compañero de generación, le penaliza. Y mucho. En menos de tres semanas, el ’10’ ha revolucionado el Santos, que venía de dos años durísimos con el descenso y el posterior purgatorio en la Serie B del Brasileirao. Su impacto social, económico y deportivo está ya fuera de lugar.
Se ha cargado a las espaldas el Peixe, un equipo igual o más mediocre que el Vasco de Coutinho, y está, futbolística y físicamente, en clara línea ascendente.
Nadie duda que el seleccionador Dorival Júnior, que lo observó la noche del miércoles in situ, lo llevará a la próxima convocatoria de la Seleçao que, en marzo, se mide a Colombia y Argentina, en encuentros de clasificación para el Mundial 2026.
Lo de Coutinho es un viaje hacia la nada. Ney quiere utilizar el Santos, donde tiene un contrato de solo cinco meses, como un trampolín para relanzar su carrera, mientras, los vascaínos aún se preguntan cuál es el propósito de su estrella marchita, que es uno de los futbolistas más caros del vestuario.
A pesar de todo, la dirección cruzmaltina arropa a Philippe ante las críticas externas. El discurso oficial es que se pretende negociar con el Aston Villa una ampliación de su contrato de cesión que expira a finales de junio. Hay la esperanza de que los villanos, que difícilmente le encontrarán un comprador, arrojen la toalla y lo dejen en Río hasta julio de 2026 cuando termina su actual vínculo.
