Es un campeón improbable. Brasil debutó en el Sudamericano Sub-20, que se ha disputado en Venezuela, encajando la peor derrota que nunca hubo en todas las categorías en el superclásico contra Argentina (0-6) y, cuatro semanas después, mantiene el título continental, sin haber perdido ningún partido en el hexagonal final.
Y el denostado técnico Ramón Menezes, que había sido campeón en la edición de 2023 con Vitor Roque y Andrey Santos como las grandes estrellas, suma su segundo cetro sub-20 consecutivo.
De esta manera, el entrenador bahiano, que llegó a entrenar durante unos meses la Seleçao absoluta en 2023, aparca la crisis abierta un año atrás, en un torneo preolímpico disputado también en Venezuela, cuando fue incapaz de clasificar a la Canarinha para París 2024, un desastre olímpico que no ocurría desde hacía veinte años.
Tras el naufragio inicial contra Argentina, Brasil cerró filas y tiró de pragmatismo para sobrevivir en una competición en que, había la posibilidad real de no pasar el corte de la primera fase y quedarse sin participar del Mundial de la categoría.
La solución táctica encontrada fue renunciar al balón, cerrarse atrás para intentar tapar las grietas de un sistema defensivo que hacía aguas e intentar explotar los contragolpes con la velocidad de Rayan, un potente extremo zurdo del Vasco da Gama que ya intentó fichar Deco para el Barça, Wesley, ex del Corinthians ahora en el fútbol saudita, y Pedro, otro canterano del Timao actualmente en el Zenit San Petersburgo que ha sido el mejor de los canarinhos en el torneo.
Y, consecuencia de este planteamiento tan pobre y rácano, es que Brasil, sin ruborizarse, ha terminado campeón habiendo perdido la posesión del balón (solo la ha mantenido un 46% en todo el torneo).
En el hexagonal final, que servía para determinar el campeón y los cuatro clasificados para el Mundial Sub-20 que se jugará en septiembre y octubre en Chile, Brasil solo tuvo la pelota más tiempo que sus adversarios en uno de los cinco partidos… el último ante Chile, que no se jugaba nada, y donde acabó certificando el título con una victoria por 3-0. Argentina, que necesitaba una goleada, cayó contra pronóstico contra Paraguay por 2-3.
El título no oculta el bajísimo nivel futbolístico de una Seleçao, que contaba con nombres interesantes, como el mediocentro Gabriel Moscardo (del PSG, que juega cedido al ), a pesar de no disponer de los mejores jugadores que podían ser convocados, como Endrick (Real Madrid), Vitor Roque (Barça, cedido al Real Betis) o Estevao (Palmeiras, que ya está vendido al Chelsea).
Argentina, dirigida por Diego Placente, termina señalada, porque su favoritismo se diluyó cuando, en la fase final de la competición, en el segundo choque con un Brasil traumatizado, no pasó del empate (1-1).
La Albicileste no ha sabido rentabilizar su buen fútbol desplegado (de muchísimos más quilates que el de los canarinhos) y disponer del futbolista más determinante de la competición, el Diablito Echeverri, que ha marcado 6 goles y ha dado tres asistencias en nueve partidos y que esta misma semana desembarca en Manchester para empezar a trabajar bajo las órdenes de Pep Guardiola en el City.
